ditorial
E
DE
JUNIO
2018
En un auditorio repleto de cristianos, diga: “¡Los que quieran estar más cerca de Jesús, levanten su mano!”. Aquellos que lo hagan estarán demostrando que son incrédulos, porque no hay manera de estar más cerca de Jesús que tenerlo viviendo en nosotros. Cuando nos esforzamos por alcanzar lo que ya tenemos, lo perdemos; un gran engaño en la vida cristiana es andar buscando lo que ya es nuestro. No necesitamos más, solo necesitamos la revelación de lo que ya tenemos.
Cierto día, un pez anciano preguntó a un pez joven: “¿Qué es lo que más deseas?”. El pez joven respondió rápidamente: “¡Quisiera ver el gran océano!”. El sabio pez mayor preguntó: “¿Acaso no sabes que estás en el gran océano?”. Sorprendido, el pez joven miró a su alrededor y dijo: “¿Esto es?”. El pez anciano le respondió: “Al estar buscando constantemente otra cosa, no te has dado cuenta de lo que siempre has tenido. Ve y disfruta del gran océano”. A esto, el pez joven salió a toda velocidad y descubrió que su mundo no tenía límites.
2 Pedro 1.3-4 (Traducción en lenguaje actual), dice: "Dios utilizó su poder para darnos todo lo que necesitamos, y para que vivamos como él quiere. Dios nos dio todo eso cuando nos hizo conocer a Jesucristo. Por medio de él, nos eligió para que seamos parte de su reino maravilloso. Además, nos ha dado todas las cosas importantes y valiosas que nos prometió. Por medio de ellas, ustedes podrán ser como Dios y no como la gente pecadora de este mundo, porque los malos deseos de esa gente destruyen a los demás".
​
Para el cristiano no existe tal cosa como un problema de conducta; solamente hay problemas de fe. Dios nos ha dado precisamente las cosas que muchos continúan buscando. Esta consciencia debe llegarnos por medio de la revelación, y si no creemos las cosas de Dios, Él se encargará de hacer que nuestra vida tenga que comprobarlas.
​
--C. Michael Wells (1952-2011)